Actitud, con C

Todo corredor tiene dos frentes abiertos en una carrera. Contra el crono y contra sí mismo. La Aptitud del corredor se presupone; las horas de entrenamiento, la dedicación, el sacrificio, técnica y el esfuerzo para adaptar la vida diaria con el deporte son variables dadas.

Ahora bien, ¿qué interferencias limitan nuestro Rendimiento? ¿Por qué no alcanzamos nuestro verdadero Potencial cuando se dan todos los factores anteriormente mencionados?

La respuesta radica en nuestra Actitud. La motivación y las ganas que subyacen en el trasfondo. Una actitud negativa reduce nuestro rendimiento óptimo al instalar creencias limitadoras del tipo, “no puedo”, “no lo voy a lograr” “no he hecho todo lo necesario”, “las piernas no me van” en nuestra mente, mermando nuestra confianza y autoestima y echando al traste gran parte del trabajo realizado.

Aquí es donde un corredor debe trabajar su mente. Tomar conciencia de sus fortalezas y debilidades para alcanzar los logros que se plantee. Establecer un objetivo (Visión) y un propósito (Misión) en el que focalizar su esfuerzo y motivación.

Las fortalezas potenciarlas y las debilidades cambiarlas por áreas de mejora. En ocasiones dichas áreas de mejora no son tal, simplemente basta con comprobar si son juicios y creencias basadas en hechos infundados. Hacer de agente de la realidad y valorar si la etiqueta que nos hemos puesto tiene sentido.

Emociones positivas

En definitiva, se trata de adiestrar nuestra forma de pensar. Si elegimos lo que pensamos de forma activa desterrando aquellos pensamientos inútiles que nos limitan estaremos generando emociones positivas y proactivas que generarán conductas y acciones en dicha línea.

El “nirvana” del corredor se consigue cuando existe armonía en todo el proceso anterior. Cuando todo “fluye”. Cuando pienso en positivo lo que voy a hacer estoy quitando de mi mente los pensamientos inútiles; limitantes. El cuerpo y el alma del corredor se funden en uno. ¿Cuántas veces has experimentado esa sensación en alguna parcela de tu vida? Sin duda es gratificante; ¡es la excelencia en el desempeño!

Tim Gallwey, en su libro “El juego interior del tenis” ya indicaba que “siempre hay un juego interior en tu mente, no importa que esté sucediendo en el juego exterior”. El secreto está en “silenciar” ese juego interior que nos limita en formas de miedos, desconfianzas o pensamientos negativos sobre nuestro verdadero potencial.

Después de un largo o de un entrenamiento de calidad a veces te planteas; “hoy he estado genial”, “sensaciones perfectas”, “mente y alma alineadas”. Y todo sin ser aparentemente consciente de ello. Eso es “fluir”, tomar conciencia plena de lo que estás haciendo sin preocuparte por ningún factor exterior que pueda interferir. Has ganado la batalla a tu juego interior.

No te plantees qué no puedes hacer, sino qué puedes hacer. Se trata de reeducar nuestra forma de pensar.

Algunas técnicas pueden ayudarte para este propósito. Por ejemplo, establecer citas, frases o imágenes que te motiven y permitan dar lo mejor de ti mismo. Escoger acciones concretas para anclarlas a un momento determinado y así reforzar tus pensamientos positivos en los momentos de duda. Escuchar música que te active, etc.

Si reeducamos nuestro idioma emocional y pensamos de forma útil y positiva tendremos mucho ganado.

Recuerda, cuestión de Actitud con C

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